La función social de las ciencias. Notas sobre cuatro modalidades básicas del concepto de ciencia en Gustavo Bueno y sus despliegues históricos
Autor(es) y otros:
Palabra(s) clave:
Filosofía de la ciencia, historia de la ciencia, materialismo filosófico
Fecha de publicación:
Editorial:
Euro-Mediterranean University Institute Roma, Italia
Citación:
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Resumen:
En 1939 John Desmond Bernal [Bernal, 1967] publicaba un libro en Gran Bretaña con el título: la función social de la ciencia. En aquellos momentos todavía era una novedad, para el público en general, la presencia efectiva de los conocimientos científicos en la vida cotidiana. Sin duda, entonces ya se había detectado la presencia de múltiples conocimientos científicos jugando un papel importante en momentos históricos decisivos como la Primera Guerra Mundial, o en acontecimientos técnicos, como la aparición del automóvil, el aeroplano, etc. La revolución bolchevique de 1917 se había llevado a cabo bajo las expectativas que las ciencias prometían. La propia revolución industrial hacía ya evidente la presencia de la ciencia. Pero sólo con la bomba atómica se universaliza la evidente presencia cada vez más importante de los conocimientos científicos en la vida cotidiana. Lo que a principios del siglo XXI es una realidad universal (como dice Bueno, la ciencia ha pasado a ser prácticamente el “esqueleto disperso del mundo”), fue en un principio un sueño o una quimera para muchos, y para otros un verdadero estigma que acabaría con nuestro mundo. Diagnosticar la función social de las ciencias depende en gran medida de la concepción de la ciencia de la que partimos. En principio porque las distintas concepciones de las ciencias atribuyen también distintos orígenes a las ciencias, explican su desarrollo histórico en virtud de diferentes motivos, aunque haya ciertas coincidencias, y por lo tanto también, las causas y los fines determinan una visión diferente de qué función cumple determinado descubrimiento, determinado invento, y qué alcance social, político, ideológico, productivo o histórico han tenido.
En 1939 John Desmond Bernal [Bernal, 1967] publicaba un libro en Gran Bretaña con el título: la función social de la ciencia. En aquellos momentos todavía era una novedad, para el público en general, la presencia efectiva de los conocimientos científicos en la vida cotidiana. Sin duda, entonces ya se había detectado la presencia de múltiples conocimientos científicos jugando un papel importante en momentos históricos decisivos como la Primera Guerra Mundial, o en acontecimientos técnicos, como la aparición del automóvil, el aeroplano, etc. La revolución bolchevique de 1917 se había llevado a cabo bajo las expectativas que las ciencias prometían. La propia revolución industrial hacía ya evidente la presencia de la ciencia. Pero sólo con la bomba atómica se universaliza la evidente presencia cada vez más importante de los conocimientos científicos en la vida cotidiana. Lo que a principios del siglo XXI es una realidad universal (como dice Bueno, la ciencia ha pasado a ser prácticamente el “esqueleto disperso del mundo”), fue en un principio un sueño o una quimera para muchos, y para otros un verdadero estigma que acabaría con nuestro mundo. Diagnosticar la función social de las ciencias depende en gran medida de la concepción de la ciencia de la que partimos. En principio porque las distintas concepciones de las ciencias atribuyen también distintos orígenes a las ciencias, explican su desarrollo histórico en virtud de diferentes motivos, aunque haya ciertas coincidencias, y por lo tanto también, las causas y los fines determinan una visión diferente de qué función cumple determinado descubrimiento, determinado invento, y qué alcance social, político, ideológico, productivo o histórico han tenido.
Descripción:
Trabajo encargado para un curso de formación en filosofía en la sede del Partido Comunista de España de Oviedo.