Discapacidad y amputación infanto-juvenil
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La distinción clara entre deficiencia, discapacidad y minusvalía es muy útil en Rehabilitación para entender las consecuencias a largo plazo de la enfermedad. Se valoraron estos aspectos entre amputados infanto-juveniles, utilizando la escala de la Medida de la Independencia Funcional en los afectados de miembro superior (MS) y la escala de Rusk en el miembro inferior (MI). En la muestra (n=281), había 75% de hombres y la edad media de amputación fue 12,6+_7 años. El 82% fue por causa adquirida, con predominio en el MI (p<0,001) y en el sexo masculino (p<0,001). La aceptación protésica en el MS fue del 53% y en el MI del 94% (p<0,001). El uso de prótesis no cambiaba ni con el sexo ni con el nivel de amputación, pero fue mayor en causa adquirida (p<0,05). La discapacidad en el MS mostró dependencia de una tercera persona en el 75% (puntuaciones 5,4,3 de la escala M.I.F.). Las dificultades para salvar las barreras arquitectónicas se consideraron moderadas o severas en el 47% de los casos. Con respecto a la minusvalía, en estudios universitarios, no hubo diferencias con la población asturiana (7%). Sin embargo, tuvimos más pensionistas (p<0,05) y más parados (p<0,001). En la actividad de conducir, no hubo diferencias con la población de Asturias.
La distinción clara entre deficiencia, discapacidad y minusvalía es muy útil en Rehabilitación para entender las consecuencias a largo plazo de la enfermedad. Se valoraron estos aspectos entre amputados infanto-juveniles, utilizando la escala de la Medida de la Independencia Funcional en los afectados de miembro superior (MS) y la escala de Rusk en el miembro inferior (MI). En la muestra (n=281), había 75% de hombres y la edad media de amputación fue 12,6+_7 años. El 82% fue por causa adquirida, con predominio en el MI (p<0,001) y en el sexo masculino (p<0,001). La aceptación protésica en el MS fue del 53% y en el MI del 94% (p<0,001). El uso de prótesis no cambiaba ni con el sexo ni con el nivel de amputación, pero fue mayor en causa adquirida (p<0,05). La discapacidad en el MS mostró dependencia de una tercera persona en el 75% (puntuaciones 5,4,3 de la escala M.I.F.). Las dificultades para salvar las barreras arquitectónicas se consideraron moderadas o severas en el 47% de los casos. Con respecto a la minusvalía, en estudios universitarios, no hubo diferencias con la población asturiana (7%). Sin embargo, tuvimos más pensionistas (p<0,05) y más parados (p<0,001). En la actividad de conducir, no hubo diferencias con la población de Asturias.
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Tesis 1997-036
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