La figura del Organista en el siglo XVIII

Abstract

En este ensayo se estudiará la figura del organista, personaje esencial para el patrimonio organístico español del siglo XVIII. Sabemos que, sin su presencia, el órgano se va deteriorando progresivamente hasta llegar a su total desaparición, por lo que hoy día no estaríamos hablando del extenso patrimonio organístico del que disfrutamos. Sin embargo, a pesar de su importancia, esta figura está muy poco estudiada. El propósito es triple, por un lado, dar a conocer cómo se realizaban las oposiciones para la plaza de organista en el siglo XVIII. Aquí se analizarán desde las causas más frecuentes por las que una plaza de organista quedaba vacante, hasta algunos ejemplos donde se especifican concretamente los requisitos necesarios para optar a la plaza, el contenido del examen e incluso el baremo de calificación. El segundo objetivo es el mostrar y analizar todas las obligaciones que un organista aceptaba al llegar a su cargo, como la de dar lecciones de clave a los niños de coro, obedecer al maestro de capilla y al deán en todo momento, hasta el punto de que, si le mandan “tocar el órgano por un breve rato para obsequiar a personas distinguidas, lo ejecutará sin repugnancia”. Un tercer objetivo lo constituye el salario de los organistas. Aquí se analizarán tanto lo que se les daba en especie o cargas de trigo, como lo que se les daba en reales y se hará un estudio comparativo entre lo que percibían y las obligaciones que debían desarrollar. En cuanto a la metodología seguida, se ha realizado una labor de búsqueda de documentación dentro de la provincia de Palencia (una de las más prolíficas en cuanto a órganos se refiere), tanto en los archivos de algunas parroquias dispersas, como en el Archivo Diocesano de Palencia, en el Archivo Catedralicio y en el Archivo Histórico Provincial; todo ello con la finalidad de extraer documentos que posteriormente fueron analizados y estudiados en profundidad para obtener importantes resultados. Estos ejemplos pueden extrapolarse igualmente a otras provincias españolas. Las conclusiones a las que se ha podido llegar tras el estudio de la documentación, es que había dos maneras diferentes de ser organista en el siglo XVIII, bien haciendo una oposición para obtener la plaza en propiedad, generalmente en la Catedral y ante un tribunal especializado o bien porque el sacerdote junto con los beneficiados de una iglesia llamaba a una persona, normalmente de la villa, conocida por su valía en este oficio. Sobre todo, esta última manera daba lugar a algunas injusticias bastante flagrantes que se analizarán en este escrito. Las obligaciones, así como el salario que debía percibir están muy bien estipuladas en los documentos, y a este respecto también se puede concluir que la mayor parte de los organistas cobraban menos de lo que se merecían por ejercer su oficio y esto queda bien reflejado en sus frecuentes protestas, analizadas igualmente en este estudio.