La «rabassa morta», sus actores y la defensa del carácter enfitéutico, 1740-1850
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Palabra(s) clave:
rabassa morta, enfiteusis, aparcería, conflicto
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El contrato de rabassa morta fue el instrumento jurídico más idóneo para la expansión de la vid en la Cataluña de los siglos xviii y xix. Loado por muchos contemporáneos que le atribuían la explotación de tierras hasta entonces improductivas, acabó generando una larga polémica entre las partes contratantes causada por la división de dominios que implicaba y por su duración determinada por la vida de las cepas plantadas por los rabasaires. Algunos concedentes, animados por la introducción del concepto liberal de propiedad y el crecimiento demográfico que revalorizaba la tierra, pretendieron equipararlo a una aparcería, mientras que los rabassers se consideraban enfiteutas con derechos sobre la tierra mientras las cepas continuasen vivas. Los intereses de las partes contratantes dejaron de confluir y la seguridad que el dominio útil aportaba a los cultivadores se vio seriamente amenazada. Para comprender lo que supuso la puesta en duda del carácter enfitéutico del contrato y por qué se movilizaron tan intensamente en su defensa, hay que saber qué implicaciones tenía para ellos ser rabasaires. El hecho de poder vender, hipotecar y legar el dominio útil les hacía sentirse casi «propietarios» y distinguirse de la clase inferior de los jornaleros. La rabassa morta les proporcionaba una identidad y un lugar en la estructura social agraria, a los que no renunciarían fácilmente.
El contrato de rabassa morta fue el instrumento jurídico más idóneo para la expansión de la vid en la Cataluña de los siglos xviii y xix. Loado por muchos contemporáneos que le atribuían la explotación de tierras hasta entonces improductivas, acabó generando una larga polémica entre las partes contratantes causada por la división de dominios que implicaba y por su duración determinada por la vida de las cepas plantadas por los rabasaires. Algunos concedentes, animados por la introducción del concepto liberal de propiedad y el crecimiento demográfico que revalorizaba la tierra, pretendieron equipararlo a una aparcería, mientras que los rabassers se consideraban enfiteutas con derechos sobre la tierra mientras las cepas continuasen vivas. Los intereses de las partes contratantes dejaron de confluir y la seguridad que el dominio útil aportaba a los cultivadores se vio seriamente amenazada. Para comprender lo que supuso la puesta en duda del carácter enfitéutico del contrato y por qué se movilizaron tan intensamente en su defensa, hay que saber qué implicaciones tenía para ellos ser rabasaires. El hecho de poder vender, hipotecar y legar el dominio útil les hacía sentirse casi «propietarios» y distinguirse de la clase inferior de los jornaleros. La rabassa morta les proporcionaba una identidad y un lugar en la estructura social agraria, a los que no renunciarían fácilmente.
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Este trabajo está vinculado a los proyectos de investigación HAR2011-25077 y HAR201454891-P, financiados por MINECO.