Person, behaviour, and contingencies: (an aesthetic view of behaviourism)
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Editorial:
International Union of Psychological Science
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El concepto de persona es fundamental en cualquier psicología digna de tal nombre, pero no se encuentra entre los principales términos técnicos del conductismo. De hecho el conductismo fue reticente y eso no debe sorprendernos, acerca del concepto de persona, dado su sentido tradicionalmente substancialista e intrapsíquico. Pero el conductismo, en particular la versión Skinneriana, posee las ideas para desarrollar una conceptuación perfectamente aceptable de persona. Entre estas se destaca la idea de sujeto operante (autor y actor). En relación precisamente con la persona como sujeto-actor del comportamiento, vale la pena señalar la afinidad del conductismo con el concepto de persona en su sentido radical (etimológico), derivado del teatro (persona = máscara = rol = repertorios comportamentales). De hecho en su sentido dramatúrgico original la persona se da cara a los demás de acuerdo a contingencias socialmente organizadas (guión, normas, reglas). En esta forma la persona es un término que se correlaciona con el escenario o en otras palabras con las contingencias. El presente trabajo busca relacionar la afinidad existente entre el sentido original de persona y el conductismo radical. En esta línea de pensamiento incluimos el punto de vista estético del conductismo. Con el fin de entender su significado comenzamos considerando el arte como comportamiento y por lo tanto la persona como una obra de arte (Pérez-Álvarez y García-Montes, 2004). Abogamos por el estatuto poético de la persona que no es otro nada más que el sentido constructivista operante que caracteriza el conductismo (visto desde una perspectiva nueva). El aspecto más decisivo de esta reconceptuación es que incluye la experiencia del yo en su sentido más profundo: la piel, no el mundo debajo de la piel, como diría Skinner, sino sobre la piel.
El concepto de persona es fundamental en cualquier psicología digna de tal nombre, pero no se encuentra entre los principales términos técnicos del conductismo. De hecho el conductismo fue reticente y eso no debe sorprendernos, acerca del concepto de persona, dado su sentido tradicionalmente substancialista e intrapsíquico. Pero el conductismo, en particular la versión Skinneriana, posee las ideas para desarrollar una conceptuación perfectamente aceptable de persona. Entre estas se destaca la idea de sujeto operante (autor y actor). En relación precisamente con la persona como sujeto-actor del comportamiento, vale la pena señalar la afinidad del conductismo con el concepto de persona en su sentido radical (etimológico), derivado del teatro (persona = máscara = rol = repertorios comportamentales). De hecho en su sentido dramatúrgico original la persona se da cara a los demás de acuerdo a contingencias socialmente organizadas (guión, normas, reglas). En esta forma la persona es un término que se correlaciona con el escenario o en otras palabras con las contingencias. El presente trabajo busca relacionar la afinidad existente entre el sentido original de persona y el conductismo radical. En esta línea de pensamiento incluimos el punto de vista estético del conductismo. Con el fin de entender su significado comenzamos considerando el arte como comportamiento y por lo tanto la persona como una obra de arte (Pérez-Álvarez y García-Montes, 2004). Abogamos por el estatuto poético de la persona que no es otro nada más que el sentido constructivista operante que caracteriza el conductismo (visto desde una perspectiva nueva). El aspecto más decisivo de esta reconceptuación es que incluye la experiencia del yo en su sentido más profundo: la piel, no el mundo debajo de la piel, como diría Skinner, sino sobre la piel.
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