| dc.description.abstract | Los sindicatos y las asociaciones de empresarios son, además de organizaciones para la representación de los intereses de sus afiliados en la arena de intercambio laboral, actores políticos (Hyman y Gumbrell-McCormick, 2010: 315). El reconocimiento de la naturaleza política de los interlocutores sociales y su incorporación a los procesos de formulación de políticas socio-económicas a través de fórmulas de intercambio neo-corporatista ha constituido uno de los elementos distintivos de la toma de decisiones públicas en la variedad de capitalismo organizado (Hall y Soskice, 2001). Los sindicatos y las organizaciones empresariales han contribuido decisivamente a moldear el aspecto de múltiples instrumentos de política macro-económica tales como la fiscalidad y el gasto público, junto a la estructura de rentas, el mercado de trabajo o las provisiones de bienestar. El intercambio neo-corporatista entre interlocutores sociales y gobiernos ha favorecido el despliegue de las provisiones de bienestar. Desde mediados del siglo XX, los pactos sociales han guiado y reforzado la acción política de los Estados democráticos europeos en materia social. De igual forma, en paralelo a la progresiva sustitución del modelo de Estado de Bienestar clásico de base keynesiana por formas de menos extensas y más degradadas, la corresponsabilidad política de los interlocutores sociales en el ámbito de la política social se ha orientado a facilitar la reforma interna de las provisiones públicas de bienestar. | spa |
