La historia de la cátedra de estética en la Universidad española

Abstract

La cátedra de Estética se introdujo en 1858, tan solo cuatro años después de la cátedra de Historia de la Filosofía, siendo una de las primeras cátedras de filosofía en establecerse en la universidad española. En la introducción de la cátedra, tuvo una especial responsabilidad Julián Sanz del Río, el principal difusor del krausismo, que pretendía cambiar la filosofía del país y, con ello, contribuir a la homologación de España con el resto de naciones. Años antes la Estética había sido introducida como sección preliminar del curso de Literatura, tratando los gobiernos liberales moderados de revalorizar el pasado literario nacional y también conseguir el apoyo de los católicos para dar mayor estabilidad al régimen, puesto que la estética espiritualista importada entonces de Francia contribuía a rechazar el sensualismo, el utilitarismo y el corporeísmo. Se ve, por tanto, que la institución de la cátedra de Estética ha estado ligada a unas funciones que, desde las instituciones educativas, se ha querido que desempeñe. El objeto de estudio de esta Tesis ha sido el dilucidar estas funciones a lo largo de los diversos períodos históricos. Durante el largo período en que la cátedra universitaria estuvo en manos de seguidores del krausismo, hubo un intento de hacer una estética dirigida a centros de enseñanza católicos que fuese una respuesta a lo impartido en la universidad, juzgado como heterodoxo y antieclesial. Estos manuales católicos tomaron como plataforma positiva las instituciones positivas de la Iglesia católica, a diferencia de los textos krausistas, que partían de la plataforma de una única Humanidad que se despliega progresivamente hacia su estado de plenitud futuro. Los católicos, sin embargo, llegaron a tomar la cátedra de Estética adoptando lo que hemos denominado "tercera vía" en estética, un tipo de estética enfrentada tanto a los textos krausistas, considerados heterodoxos y excesivamente vagos y abstractos, como a los textos escritos para centros de enseñanza católicos, considerados demasiado limitados a las instituciones positivas eclesiales, y por tanto, contrarios a la universalidad del arte y aun de la misma disciplina. La "tercera vía" se presentaba como una disciplina neutral, independiente de posicionamientos religiosos, y aceptable, en principio, por cualquiera, aunque arrojaba ciertas ideas abstractas, como "belleza" o "inteligencia", que podían ser rellenadas a partir de la dogmática católica. Esta corriente en estética es la que ha estado presente en la universidad española hasta el final del régimen franquista, debido a su evidente función de preámbulo de ciertos dogmas del catolicismo. Hubo, sin embargo, un breve paréntesis durante la Segunda República Española en que los encargados de la cátedra de Estética propusieron una disciplina positiva y experimental, una suerte de psicología aplicada al campo de la belleza y del arte. Los profesores de Estética durante las primeras décadas de la democracia han cambiado de rumbo a la disciplina, que ha dejado de ser una "ancilla theologiae" para orientarse más bien hacia el fundamentalismo democrático.