Eficacia diferencial de ACT vs TCC en el tratamiento del abuso de sustancias en el medio penitenciario
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Palabra(s) clave:
Oncología clínica
Psicología
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Resumen:
A lo largo de los últimos 20 años se ha documentado un notable incremento en el número de mujeres que ingresan en prisión, con España como uno de los países europeos a la cabeza en cifras de mujeres encarceladas. Sin embargo, los escasos estudios publicados en España sobre mujeres en prisión y con problemas adictivos, contrastan con la abundante literatura científica de ámbito internacional que aborda la problemática. Por otro lado, en España también están ausentes los estudios sobre comparación de tratamientos en prisión, aunque los trabajos disponibles a nivel internacional sí ofrecen datos de eficacia de diversas intervenciones para el tratamiento intrapenitenciario del abuso de sustancias en muestras de mujeres. Tradicionalmente, han sido las intervenciones de corte cognitivo-conductual (CBT) las que mayores y mejores evidencias han recogido. De hecho, los protocolos con base en la CBT han demostrado ser eficaces no sólo en el tratamiento del abuso de sustancias (TUS), sino de otros trastornos psicopatológicos en población encarcelada. Por otro lado, y con el avance de algunas terapias contextuales como la terapia de aceptación y compromiso (ACT), también se ha venido generando un creciente interés por analizar los resultados de esta intervención y compararlos con los tratamientos tradicionales y firmemente establecidos, como la CBT. Hasta la fecha, no existen estudios que comparen CBT y ACT en el tratamiento de los problemas adictivos en el medio penitenciario. De ahí que esta tesis se plantee con el objetivo de valorar, en mujeres encarceladas, la eficacia diferencial de ambas intervenciones en el tratamiento del TUS y de los problemas psicopatológicos asociados. La investigación se realizó en dos bloques principales: un primer bloque que incluyó dos trabajos de carácter descriptivo, y un segundo bloque que analizó y discutió los resultados de un estudio experimental posterior. Los resultados encontrados han sido publicados en cuatro artículos científicos que se resumen a continuación: En el primer artículo (Villagrá, González, Fernández, Casares, Martín, y Rodríguez, 2011) de carácter descriptivo, participaron 59 mujeres encarceladas (38 mujeres con TUS (64.4%) y 21 mujeres sin problemas adictivos). Los resultados mostraron que el perfil de mujer encarcelada se correspondía con el de una mujer joven, soltera y con cargas familiares que cumplía una condena media de 5 años. Entre otros resultados destacados, se hallaron relaciones significativas entre la conducta de consumo de drogas y el tipo de delito, así como entre el consumo de drogas y la presencia de otros trastornos psicológicos. En concreto, el 44.06% de la muestra cumplía los requisitos de caso clínico de acuerdo a los criterios de Derogatis (1994). Los resultados del SCL-90-R mostraron que los trastornos psicológicos predominantes fueron la depresión, la somatización, el trastorno obsesivo-compulsivo y la ideación paranoide. Además, el 47.4% de la mujeres consumidoras presentaba diagnóstico dual (DD) y se puso en evidencia una relación estadísticamente significativa entre caso clínico y consumo de sustancias. Además, el grupo de mujeres consumidoras presentó más problemas médicos, familiares y psiquiátricos que el grupo de mujeres sin problemas adictivos. El propósito del segundo artículo (Villagrá, Fernández, Vega-García, & González-Menéndez, en prensa), de carácter exploratorio, fue analizar si la historia anterior de abusos infantiles se relacionaba con el DD. Para ello evaluamos, en una muestra de 96 hombres y 84 mujeres encarcelados, empleando la Mini International Neuropsychiatric Interview y el Addiction Severity Index-6. Los datos señalaron que el 46,8% de los varones y el 65,1% de las mujeres presentaban un TUS y que el DD era más frecuente en mujeres (57%) que en varones (38,3%). Se encontraron porcentajes similares de maltrato físico infantil en ambos sexos (33% en hombres y 37,2% en mujeres). Sin embargo, el porcentaje de abusos sexuales autoinformado fue mayor en mujeres (3,2% en hombres y 25,6% en mujeres). El análisis de regresión logística reveló que para el grupo de mujeres, los abusos sexuales infantiles y el número de sustancias de abuso fueron predictores del DD, sin embargo, para el grupo de varones lo fueron el maltrato físico infantil y el número de sustancias de abuso. El objetivo del tercer artículo fue comparar la eficacia de las intervenciones ACT (n=18) y CBT (n=19) y con un grupo control en espera de tratamiento (n=13) (Villagrá, Fernández, Rodríguez, & González-Menéndez, en prensa) tras 16 sesiones y al cabo de 6 meses evaluando mediante analíticas de orina, el ASI, el ASI-6, el AAQ-II y la entrevista MINI. En general, los datos mostraron que ambas intervenciones lograron descensos significativos en la frecuencia de consumo de sustancias, así como en los porcentajes de psicopatología asociada. La condición ACT logró un 43.8% de mujeres abstinentes al cabo de 6 meses frente al 26.7% observado en la condición CBT, sin diferencias entre ambos. En la medida post tratamiento, se observaron mejorías significativas para el grupo CBT en las variables sensibilidad a la ansiedad (ASI), flexibilidad psicológica (AAQ-II) y en el área psicológica del ASI-6 en comparación al grupo control. Sin embargo, en la medida de seguimiento, fue en la condición ACT donde se observaron mayores beneficios terapéuticos. Por último, el cuarto estudio (González-Menéndez, Fernández, Rodríguez, & Villagrá, en prensa) mostró los resultados de la comparación entre ACT y CBT a largo plazo, esto fue al cabo de 6, 12 y 18 meses. En general, no se documentaron diferencias significativas entre los tratamientos activos. De hecho, los resultados obtenidos mostraron que el consumo de drogas, los repertorios de evitación experiencial y las puntuaciones de sensibilidad a la ansiedad se redujeron en ambos grupos. No obstante, al cabo de 18 meses se observó en la condición ACT una reducción significativa de los porcentajes de psicopatología asociada que no fue documentada en quienes recibieron CBT así como un efecto superior de ACT frente a CBT en el mantenimiento de las cifras de abstinencia. En conclusión, la población penitenciaria presenta un alto porcentaje de abuso de drogas y trastornos comórbidos, siendo la depresión, la ansiedad y los trastornos de personalidad antisocial los más frecuentes. Además, estas mujeres tienen un amplio abanico de problemas físicos y familiares. Y, para la mayoría, la encarcelación estuvo relacionada con el consumo de drogas. Tras dos protocolos de 16 sesiones de intervención, ambos grupos redujeron el uso de drogas, las puntuaciones de sensibilidad a la ansiedad, la gravedad del índice a la adicción y ambos aumentaron la flexibilidad psicológica de las participantes. No obstante, y como se esperaba, la condición ACT mantuvo las ganancias terapéuticas a lo largo de las evaluaciones de seguimiento en comparación con la condición CBT, que fue más irregular en el mantenimiento de los beneficios terapéuticos. Dados los resultados observados en esta investigación, ACT se postula como un tratamiento eficaz para el tratamiento del TUS y los trastornos psicopatológicos asociados en mujeres encarceladas.
A lo largo de los últimos 20 años se ha documentado un notable incremento en el número de mujeres que ingresan en prisión, con España como uno de los países europeos a la cabeza en cifras de mujeres encarceladas. Sin embargo, los escasos estudios publicados en España sobre mujeres en prisión y con problemas adictivos, contrastan con la abundante literatura científica de ámbito internacional que aborda la problemática. Por otro lado, en España también están ausentes los estudios sobre comparación de tratamientos en prisión, aunque los trabajos disponibles a nivel internacional sí ofrecen datos de eficacia de diversas intervenciones para el tratamiento intrapenitenciario del abuso de sustancias en muestras de mujeres. Tradicionalmente, han sido las intervenciones de corte cognitivo-conductual (CBT) las que mayores y mejores evidencias han recogido. De hecho, los protocolos con base en la CBT han demostrado ser eficaces no sólo en el tratamiento del abuso de sustancias (TUS), sino de otros trastornos psicopatológicos en población encarcelada. Por otro lado, y con el avance de algunas terapias contextuales como la terapia de aceptación y compromiso (ACT), también se ha venido generando un creciente interés por analizar los resultados de esta intervención y compararlos con los tratamientos tradicionales y firmemente establecidos, como la CBT. Hasta la fecha, no existen estudios que comparen CBT y ACT en el tratamiento de los problemas adictivos en el medio penitenciario. De ahí que esta tesis se plantee con el objetivo de valorar, en mujeres encarceladas, la eficacia diferencial de ambas intervenciones en el tratamiento del TUS y de los problemas psicopatológicos asociados. La investigación se realizó en dos bloques principales: un primer bloque que incluyó dos trabajos de carácter descriptivo, y un segundo bloque que analizó y discutió los resultados de un estudio experimental posterior. Los resultados encontrados han sido publicados en cuatro artículos científicos que se resumen a continuación: En el primer artículo (Villagrá, González, Fernández, Casares, Martín, y Rodríguez, 2011) de carácter descriptivo, participaron 59 mujeres encarceladas (38 mujeres con TUS (64.4%) y 21 mujeres sin problemas adictivos). Los resultados mostraron que el perfil de mujer encarcelada se correspondía con el de una mujer joven, soltera y con cargas familiares que cumplía una condena media de 5 años. Entre otros resultados destacados, se hallaron relaciones significativas entre la conducta de consumo de drogas y el tipo de delito, así como entre el consumo de drogas y la presencia de otros trastornos psicológicos. En concreto, el 44.06% de la muestra cumplía los requisitos de caso clínico de acuerdo a los criterios de Derogatis (1994). Los resultados del SCL-90-R mostraron que los trastornos psicológicos predominantes fueron la depresión, la somatización, el trastorno obsesivo-compulsivo y la ideación paranoide. Además, el 47.4% de la mujeres consumidoras presentaba diagnóstico dual (DD) y se puso en evidencia una relación estadísticamente significativa entre caso clínico y consumo de sustancias. Además, el grupo de mujeres consumidoras presentó más problemas médicos, familiares y psiquiátricos que el grupo de mujeres sin problemas adictivos. El propósito del segundo artículo (Villagrá, Fernández, Vega-García, & González-Menéndez, en prensa), de carácter exploratorio, fue analizar si la historia anterior de abusos infantiles se relacionaba con el DD. Para ello evaluamos, en una muestra de 96 hombres y 84 mujeres encarcelados, empleando la Mini International Neuropsychiatric Interview y el Addiction Severity Index-6. Los datos señalaron que el 46,8% de los varones y el 65,1% de las mujeres presentaban un TUS y que el DD era más frecuente en mujeres (57%) que en varones (38,3%). Se encontraron porcentajes similares de maltrato físico infantil en ambos sexos (33% en hombres y 37,2% en mujeres). Sin embargo, el porcentaje de abusos sexuales autoinformado fue mayor en mujeres (3,2% en hombres y 25,6% en mujeres). El análisis de regresión logística reveló que para el grupo de mujeres, los abusos sexuales infantiles y el número de sustancias de abuso fueron predictores del DD, sin embargo, para el grupo de varones lo fueron el maltrato físico infantil y el número de sustancias de abuso. El objetivo del tercer artículo fue comparar la eficacia de las intervenciones ACT (n=18) y CBT (n=19) y con un grupo control en espera de tratamiento (n=13) (Villagrá, Fernández, Rodríguez, & González-Menéndez, en prensa) tras 16 sesiones y al cabo de 6 meses evaluando mediante analíticas de orina, el ASI, el ASI-6, el AAQ-II y la entrevista MINI. En general, los datos mostraron que ambas intervenciones lograron descensos significativos en la frecuencia de consumo de sustancias, así como en los porcentajes de psicopatología asociada. La condición ACT logró un 43.8% de mujeres abstinentes al cabo de 6 meses frente al 26.7% observado en la condición CBT, sin diferencias entre ambos. En la medida post tratamiento, se observaron mejorías significativas para el grupo CBT en las variables sensibilidad a la ansiedad (ASI), flexibilidad psicológica (AAQ-II) y en el área psicológica del ASI-6 en comparación al grupo control. Sin embargo, en la medida de seguimiento, fue en la condición ACT donde se observaron mayores beneficios terapéuticos. Por último, el cuarto estudio (González-Menéndez, Fernández, Rodríguez, & Villagrá, en prensa) mostró los resultados de la comparación entre ACT y CBT a largo plazo, esto fue al cabo de 6, 12 y 18 meses. En general, no se documentaron diferencias significativas entre los tratamientos activos. De hecho, los resultados obtenidos mostraron que el consumo de drogas, los repertorios de evitación experiencial y las puntuaciones de sensibilidad a la ansiedad se redujeron en ambos grupos. No obstante, al cabo de 18 meses se observó en la condición ACT una reducción significativa de los porcentajes de psicopatología asociada que no fue documentada en quienes recibieron CBT así como un efecto superior de ACT frente a CBT en el mantenimiento de las cifras de abstinencia. En conclusión, la población penitenciaria presenta un alto porcentaje de abuso de drogas y trastornos comórbidos, siendo la depresión, la ansiedad y los trastornos de personalidad antisocial los más frecuentes. Además, estas mujeres tienen un amplio abanico de problemas físicos y familiares. Y, para la mayoría, la encarcelación estuvo relacionada con el consumo de drogas. Tras dos protocolos de 16 sesiones de intervención, ambos grupos redujeron el uso de drogas, las puntuaciones de sensibilidad a la ansiedad, la gravedad del índice a la adicción y ambos aumentaron la flexibilidad psicológica de las participantes. No obstante, y como se esperaba, la condición ACT mantuvo las ganancias terapéuticas a lo largo de las evaluaciones de seguimiento en comparación con la condición CBT, que fue más irregular en el mantenimiento de los beneficios terapéuticos. Dados los resultados observados en esta investigación, ACT se postula como un tratamiento eficaz para el tratamiento del TUS y los trastornos psicopatológicos asociados en mujeres encarceladas.
Notas Locales:
DT(SE) 2014-048
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