Respuesta de estrés en el niño crítico
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En el niño crítico existe una respuesta al daño orgánico grave y la infección que tiene como misión mantener el equilibrio del medio interno. Se producen una serie de cambios debidos a una respuesta endocrina, metabólica, hemodinámica e inflamatoria a la agresión. Esta respuesta puede ser insuficiente, adecuada o excesiva. Las respuestas insuficiente y excesiva son inadecuadas y, si persiten en el tiempo, perjudicales para el propio paciente. La situación ideal consistiría en encontrar una serie de marcadores en fases precoces de la respuesta al estrés que nos orientan sobre la evolución final del paciente. Para ello se estudiaron dos grupos de pacientes (infección meningocócica y politraumatismo) y se midieron al ingreso catecolaminas, cortisol, insulina, citoquinas proinflamatorias,procalcitonina y proteína c reactiva en plasma, así como catecolaminas y cortisol en orina. En la segunda parte del estudio se observó la evolución de procalcitonina y proteína c reactiva en los cinco primeros días de ingreso. La gravedad de los pacientes se valoró mediante el pediatric risk of mortality score (PRISM), el therapeutic intervention scoring system (TISS), clasificación de Hayden del proceso séptico (en infecciones) y el pediatric trauma score (PTS) en politraumatismos. Las variables de estudio se relacionaron con la evolución final de los pacientes: favorable o desfavorable (aparición de secuelas o exitus). Ambos grupos de pacientes presentaron respuestas sistémicas al estrés. En los pacientes con infección meningocócica se observó una respuesta diferente en función de la gravedad inicial del cuadro y de la evolución final, hecho que no ocurrió en los politraumatizados. Al estratificar a los pacientes por gravedad mediante análisis discriminante y comparar las dos patologías, se observó que la respuesta de estrés no es universal, ya que el de los politraumatismos. [...]
En el niño crítico existe una respuesta al daño orgánico grave y la infección que tiene como misión mantener el equilibrio del medio interno. Se producen una serie de cambios debidos a una respuesta endocrina, metabólica, hemodinámica e inflamatoria a la agresión. Esta respuesta puede ser insuficiente, adecuada o excesiva. Las respuestas insuficiente y excesiva son inadecuadas y, si persiten en el tiempo, perjudicales para el propio paciente. La situación ideal consistiría en encontrar una serie de marcadores en fases precoces de la respuesta al estrés que nos orientan sobre la evolución final del paciente. Para ello se estudiaron dos grupos de pacientes (infección meningocócica y politraumatismo) y se midieron al ingreso catecolaminas, cortisol, insulina, citoquinas proinflamatorias,procalcitonina y proteína c reactiva en plasma, así como catecolaminas y cortisol en orina. En la segunda parte del estudio se observó la evolución de procalcitonina y proteína c reactiva en los cinco primeros días de ingreso. La gravedad de los pacientes se valoró mediante el pediatric risk of mortality score (PRISM), el therapeutic intervention scoring system (TISS), clasificación de Hayden del proceso séptico (en infecciones) y el pediatric trauma score (PTS) en politraumatismos. Las variables de estudio se relacionaron con la evolución final de los pacientes: favorable o desfavorable (aparición de secuelas o exitus). Ambos grupos de pacientes presentaron respuestas sistémicas al estrés. En los pacientes con infección meningocócica se observó una respuesta diferente en función de la gravedad inicial del cuadro y de la evolución final, hecho que no ocurrió en los politraumatizados. Al estratificar a los pacientes por gravedad mediante análisis discriminante y comparar las dos patologías, se observó que la respuesta de estrés no es universal, ya que el de los politraumatismos. [...]
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Notas Locales:
Tesis 2001-046
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