La ética económica y el espíritu del capitalismo : las tesis de Weber y el caso de China
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Los ensayos de sociología de la religión de Max Weber representan un intento de explicar por qué justamente en Occidente nace el capitalismo moderno, que, para él, era la expresión más depurada del proceso de racionalización que caracteriza la sociedad moderna. En el primero de dichos ensayos, La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Weber identifica en la ética del puritanismo protestante el origen del espíritu capitalista, sin el cual considera que el sistema de instituciones económicas capitalistas no habría podido emerger. En el resto de los ensayos, aplicando un método histórico-comparativo, Weber busca corroborar esta tesis mediante una especie de prueba en negativo, viendo qué había sucedido en otros ámbitos culturales distintos de Occidente, donde faltó una religiosidad equiparable al puritanismo ascético protestante, en términos no sólo de creencias sino también y sobre todo de orientaciones morales de ellas derivada. Es en este marco de referencia donde hay que interpretar el ensayo dedicado por Weber a la sociedad, cultura y religión de China, que para él tiene un significado especialmente relevante, ya que consideraba que China era el ámbito donde, fuera de Occidente, se había alcanzado un mayor grado de racionalización practica de la vida, sin que por ello se hubiera producido un desarrollo endógeno de alguna forma de economía capitalista moderna. Weber ve la razón de ello en la carencia de algunos factores socio-institucionales, pero sobre todo en los factores religiosos. China careció de una fuente religiosa adecuada que empujase el desarrollo en la dirección del "espíritu del capitalismo"; ni el taoísmo ni el confucianismo plantearon al individuo la más mínima tensión respecto al mundo, y por ello faltaron las fuerzas motivacionales que, en Occidente, impulsaron el desarrollo de aquellas cualidades personales que caracterizan al "espíritu capitalista". La tesis de Weber sobre el fracaso de la modernización en China ha sido objeto de numerosas críticas, unas de corte histórico-económico, otras de corte cultural. Pero ninguna de ellas ha representado una verdadera refutación del planteamiento de Weber, con la excepción, en parte, de la realizada por S. N. Eisenstadt desde la perspectiva de su teoría de las "modernidades múltiples". En base a esta última crítica, se ponen en conexión las tesis de Weber acerca del cambio social y la modernización económica con los planteamientos que, desde una perspectiva neoevolucionista, ha realizado Niklas Luhmann acerca de las relaciones entre la teoría de la evolución socio-cultural y el análisis histórico-social de los procesos de cambio social y modernización. A partir de ello se identifican los principales problemas teóricos y metodológicos del enfoque weberiano y se propone una reconstrucción del mismo que permita entender, con un grado suficiente de coherencia teórica y verosimilitud histórica, cómo ha sido posible la reciente, peculiar y exitosa incorporación de China al moderno sistema económico mundial capitalista, así como el papel que en la misma puede atribuirse a diferentes factores (ético-morales e institucionales) enraizados en la tradición civilizatoria china.
Los ensayos de sociología de la religión de Max Weber representan un intento de explicar por qué justamente en Occidente nace el capitalismo moderno, que, para él, era la expresión más depurada del proceso de racionalización que caracteriza la sociedad moderna. En el primero de dichos ensayos, La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Weber identifica en la ética del puritanismo protestante el origen del espíritu capitalista, sin el cual considera que el sistema de instituciones económicas capitalistas no habría podido emerger. En el resto de los ensayos, aplicando un método histórico-comparativo, Weber busca corroborar esta tesis mediante una especie de prueba en negativo, viendo qué había sucedido en otros ámbitos culturales distintos de Occidente, donde faltó una religiosidad equiparable al puritanismo ascético protestante, en términos no sólo de creencias sino también y sobre todo de orientaciones morales de ellas derivada. Es en este marco de referencia donde hay que interpretar el ensayo dedicado por Weber a la sociedad, cultura y religión de China, que para él tiene un significado especialmente relevante, ya que consideraba que China era el ámbito donde, fuera de Occidente, se había alcanzado un mayor grado de racionalización practica de la vida, sin que por ello se hubiera producido un desarrollo endógeno de alguna forma de economía capitalista moderna. Weber ve la razón de ello en la carencia de algunos factores socio-institucionales, pero sobre todo en los factores religiosos. China careció de una fuente religiosa adecuada que empujase el desarrollo en la dirección del "espíritu del capitalismo"; ni el taoísmo ni el confucianismo plantearon al individuo la más mínima tensión respecto al mundo, y por ello faltaron las fuerzas motivacionales que, en Occidente, impulsaron el desarrollo de aquellas cualidades personales que caracterizan al "espíritu capitalista". La tesis de Weber sobre el fracaso de la modernización en China ha sido objeto de numerosas críticas, unas de corte histórico-económico, otras de corte cultural. Pero ninguna de ellas ha representado una verdadera refutación del planteamiento de Weber, con la excepción, en parte, de la realizada por S. N. Eisenstadt desde la perspectiva de su teoría de las "modernidades múltiples". En base a esta última crítica, se ponen en conexión las tesis de Weber acerca del cambio social y la modernización económica con los planteamientos que, desde una perspectiva neoevolucionista, ha realizado Niklas Luhmann acerca de las relaciones entre la teoría de la evolución socio-cultural y el análisis histórico-social de los procesos de cambio social y modernización. A partir de ello se identifican los principales problemas teóricos y metodológicos del enfoque weberiano y se propone una reconstrucción del mismo que permita entender, con un grado suficiente de coherencia teórica y verosimilitud histórica, cómo ha sido posible la reciente, peculiar y exitosa incorporación de China al moderno sistema económico mundial capitalista, así como el papel que en la misma puede atribuirse a diferentes factores (ético-morales e institucionales) enraizados en la tradición civilizatoria china.
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Tesis 2010-077
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