Republicanismos y tradición democrática en Asturias en el siglo XIX. Ramificaciones y protagonistas de la heterodoxia
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Palabra(s) clave:
Historia Contemporánea
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Universidad de Oviedo
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Esta tesis ahonda en el origen y la configuración de los distintos republicanismos en la Asturias del siglo XIX, prestando singular atención al lapso de 1874-1890. Consta de tres partes diferenciadas pero inseparables. Los dos primeros bloques, más políticos, abordan el desarrollo estrictamente cronológico, acercándose uno al periodo que media hasta 1874 y el otro a los comienzos de la Restauración. En la tercera parte se tratan de forma monográfica y detallada varias cuestiones sólo bosquejadas en las dos anteriores: sus bases sociales y la relación con el obrerismo; las numerosas intervenciones en el ámbito periodístico; y su multiforme presencia en la sociedad asturiana decimonónica, considerando las ramificaciones más importantes (los actos de masas, las protestas y la movilización; los espacios y las prácticas de sociabilidad; el aparato simbólico desplegado; en fin, su decisivo protagonismo en la difusión del librepensamiento y en los conflictos con la Iglesia católica). Como movimiento político organizado, el republicanismo surgió en Asturias en la década de 1860. Naturalmente, esto sucedió después de muchos años de incubación. La gran irrupción se produjo en 1868, después de la revolución Gloriosa. Entonces, se multiplicaron los periódicos republicanos, se fundaron centros de sociabilidad, se celebraron actos políticos masivos y hubo manifestaciones imponentes que recorrieron algunas ciudades. Desde siempre, las clases obreras y artesanas fueron los apoyos más numerosos de este ideario político, pero sus bases sociales se caracterizaron por el interclasismo, ya que en ellas también figuraron profesores, abogados, médicos, pequeños comerciantes y hasta miembros de la burguesía más acomodada. Entretanto, las mujeres desempeñaron un papel esencial a la hora de transmitir esas ideas a los hijos, pero algunas también asumieron labores propagandísticas fuera del hogar. Inicialmente, los republicanos asturianos convivieron en una misma formación política, primero en el Partido Democrático y luego en el Partido Republicano Federal. Sin embargo, la diversidad de tendencias era proverbial y esto acabó traduciéndose en la fundación de distintos partidos, igual que sucedió en el resto de España. La llamada Unión Democrática, surgida precisamente en Oviedo, trató de compensar esas divisiones para aumentar la fuerza del movimiento. Los intentos de sellar una coalición duradera fracasaron a escala nacional, pero en el ayuntamiento de la capital asturiana resultaron tremendamente efectivos y los republicanos lograron la mayoría de los concejales durante varios años. Tampoco faltaron levantamientos armados a favor de la República. El terreno electoral, en cualquier caso, no fue el escenario en el que los republicanos consiguieron sus principales éxitos. Su verdadera influencia se percibe mejor en otros ámbitos, como por ejemplo en el tejido asociativo. Promovieron y apoyaron la creación de mutuas y cooperativas. También fundaron casinos y ateneos en los que muchos trabajadores aprendieron a leer y se familiarizaron con las ideas democráticas. En la Asturias del siglo XIX, el republicanismo contribuyó a difundir prácticas y valores democráticos, así como a la movilización y la socialización política de las clases populares.
Esta tesis ahonda en el origen y la configuración de los distintos republicanismos en la Asturias del siglo XIX, prestando singular atención al lapso de 1874-1890. Consta de tres partes diferenciadas pero inseparables. Los dos primeros bloques, más políticos, abordan el desarrollo estrictamente cronológico, acercándose uno al periodo que media hasta 1874 y el otro a los comienzos de la Restauración. En la tercera parte se tratan de forma monográfica y detallada varias cuestiones sólo bosquejadas en las dos anteriores: sus bases sociales y la relación con el obrerismo; las numerosas intervenciones en el ámbito periodístico; y su multiforme presencia en la sociedad asturiana decimonónica, considerando las ramificaciones más importantes (los actos de masas, las protestas y la movilización; los espacios y las prácticas de sociabilidad; el aparato simbólico desplegado; en fin, su decisivo protagonismo en la difusión del librepensamiento y en los conflictos con la Iglesia católica). Como movimiento político organizado, el republicanismo surgió en Asturias en la década de 1860. Naturalmente, esto sucedió después de muchos años de incubación. La gran irrupción se produjo en 1868, después de la revolución Gloriosa. Entonces, se multiplicaron los periódicos republicanos, se fundaron centros de sociabilidad, se celebraron actos políticos masivos y hubo manifestaciones imponentes que recorrieron algunas ciudades. Desde siempre, las clases obreras y artesanas fueron los apoyos más numerosos de este ideario político, pero sus bases sociales se caracterizaron por el interclasismo, ya que en ellas también figuraron profesores, abogados, médicos, pequeños comerciantes y hasta miembros de la burguesía más acomodada. Entretanto, las mujeres desempeñaron un papel esencial a la hora de transmitir esas ideas a los hijos, pero algunas también asumieron labores propagandísticas fuera del hogar. Inicialmente, los republicanos asturianos convivieron en una misma formación política, primero en el Partido Democrático y luego en el Partido Republicano Federal. Sin embargo, la diversidad de tendencias era proverbial y esto acabó traduciéndose en la fundación de distintos partidos, igual que sucedió en el resto de España. La llamada Unión Democrática, surgida precisamente en Oviedo, trató de compensar esas divisiones para aumentar la fuerza del movimiento. Los intentos de sellar una coalición duradera fracasaron a escala nacional, pero en el ayuntamiento de la capital asturiana resultaron tremendamente efectivos y los republicanos lograron la mayoría de los concejales durante varios años. Tampoco faltaron levantamientos armados a favor de la República. El terreno electoral, en cualquier caso, no fue el escenario en el que los republicanos consiguieron sus principales éxitos. Su verdadera influencia se percibe mejor en otros ámbitos, como por ejemplo en el tejido asociativo. Promovieron y apoyaron la creación de mutuas y cooperativas. También fundaron casinos y ateneos en los que muchos trabajadores aprendieron a leer y se familiarizaron con las ideas democráticas. En la Asturias del siglo XIX, el republicanismo contribuyó a difundir prácticas y valores democráticos, así como a la movilización y la socialización política de las clases populares.
Notas Locales:
DT(SE) 2012-022
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