Manejo del dolor en el paciente oncológico
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Grado en Medicina
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El dolor oncológico es uno de los síntomas más prevalentes de los paciente que presentan una patología tumoral, especialmente en estadios avanzados, y que tiene una repercusión importante en la calidad de vida de los pacientes y en su estado de ánimo. Debido a esto es clave que los profesionales sanitarios realicen una búsqueda activa para diagnosticar el dolor y realizar un tratamiento precoz desde fases iniciales del mismo, empleándose escalas subjetivas para diagnosticar y evaluar el dolor que presentan los pacientes, distinguiendo un dolor nociceptivo y un dolor neuropático, ambos con características clínicas diferentes. Para el tratamiento de esta sintomatología existen una amplia variedad de tratamientos tanto farmacológicos como no farmacológicos. La guía para el manejo de estos pacientes desde 1986 ha sido la escala analgésica de la OMS que establece 3 escalones farmacológicos que se ordenan y se aplican de forma secuencial en función de la intensidad del dolor que presenta el paciente (analgésicos no opioides en el primero, opioides menores en el segundo y opioides mayores en el tercero). Aunque esta escala es la más empleada desde hace 4 décadas, las evidencias recientes dudan de que esta sea la forma de tratar a estos pacientes más óptima y plantean alternativas a esta escala. Además de los fármacos de la escala de la OMS para el tratamiento del dolor oncológico hay otros tratamientos complementarios como son las terapias integrales (acupuntura y mindfulness por nombrar algunas), fármacos adyuvantes que se usan tanto en monoterapia o combinados con los analgésicos de la escala de la OMS y que tienen especial relevancia en el dolor de tipo neuropático. En ocasiones a estos tratamientos se le asocian técnicas invasivas en caso de falta de respuesta a tratamientos farmacológicos.
El dolor oncológico es uno de los síntomas más prevalentes de los paciente que presentan una patología tumoral, especialmente en estadios avanzados, y que tiene una repercusión importante en la calidad de vida de los pacientes y en su estado de ánimo. Debido a esto es clave que los profesionales sanitarios realicen una búsqueda activa para diagnosticar el dolor y realizar un tratamiento precoz desde fases iniciales del mismo, empleándose escalas subjetivas para diagnosticar y evaluar el dolor que presentan los pacientes, distinguiendo un dolor nociceptivo y un dolor neuropático, ambos con características clínicas diferentes. Para el tratamiento de esta sintomatología existen una amplia variedad de tratamientos tanto farmacológicos como no farmacológicos. La guía para el manejo de estos pacientes desde 1986 ha sido la escala analgésica de la OMS que establece 3 escalones farmacológicos que se ordenan y se aplican de forma secuencial en función de la intensidad del dolor que presenta el paciente (analgésicos no opioides en el primero, opioides menores en el segundo y opioides mayores en el tercero). Aunque esta escala es la más empleada desde hace 4 décadas, las evidencias recientes dudan de que esta sea la forma de tratar a estos pacientes más óptima y plantean alternativas a esta escala. Además de los fármacos de la escala de la OMS para el tratamiento del dolor oncológico hay otros tratamientos complementarios como son las terapias integrales (acupuntura y mindfulness por nombrar algunas), fármacos adyuvantes que se usan tanto en monoterapia o combinados con los analgésicos de la escala de la OMS y que tienen especial relevancia en el dolor de tipo neuropático. En ocasiones a estos tratamientos se le asocian técnicas invasivas en caso de falta de respuesta a tratamientos farmacológicos.
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