Determinadores del crecimiento craneofacial: el IGF-I
Autor(es) y otros:
Director(es):
Palabra(s) clave:
Factor de crecimiento insulina-like
Indicador de maduración osea
Maduración esquelética
Indice de maduración facial
Fecha de publicación:
Serie:
Máster Universitario de Ortodoncia y Ortopedia Dento Facial
Resumen:
El éxito del tratamiento de ortodoncia en muchos pacientes depende en gran medida del crecimiento. Por eso se han realizado numerosas investigaciones utilizando diferentes métodos para establecer la correlación entre la edad cronológica y la edad esquelética. Tradicionalmente se utilizan las radiografías de la mano-muñeca o las vértebras cervicales para predecir el momento del pico de crecimiento y así, decidir comenzar el tratamiento o esperar. Las radiografías no deben realizarse más de una vez al año, por lo que es difícil saber cuando ocurre exactamente el cambio de una etapa a otra y no está claro cuánto tiempo dura cada una de ellas. Como consecuencia resulta muy difícil saber en qué etapa concreta del crecimiento se encuentran. Además los métodos radiográficos son de hace más de 20 años y los patrones de crecimiento de los niños de hoy en día y su relación con la edad ósea han cambiado, por lo que añadirían poco a la predicción del momento del pico de crecimiento. Por tanto, ante la ausencia de datos completamente fiables para determinar la edad ósea surge la determinación de los niveles plasmáticos de IGF-I. El propósito de este estudio es establecer si la determinación de los niveles séricos de IGF-I es un método fiable para correlacionar la cronología del crecimiento y la maduración ósea.
El éxito del tratamiento de ortodoncia en muchos pacientes depende en gran medida del crecimiento. Por eso se han realizado numerosas investigaciones utilizando diferentes métodos para establecer la correlación entre la edad cronológica y la edad esquelética. Tradicionalmente se utilizan las radiografías de la mano-muñeca o las vértebras cervicales para predecir el momento del pico de crecimiento y así, decidir comenzar el tratamiento o esperar. Las radiografías no deben realizarse más de una vez al año, por lo que es difícil saber cuando ocurre exactamente el cambio de una etapa a otra y no está claro cuánto tiempo dura cada una de ellas. Como consecuencia resulta muy difícil saber en qué etapa concreta del crecimiento se encuentran. Además los métodos radiográficos son de hace más de 20 años y los patrones de crecimiento de los niños de hoy en día y su relación con la edad ósea han cambiado, por lo que añadirían poco a la predicción del momento del pico de crecimiento. Por tanto, ante la ausencia de datos completamente fiables para determinar la edad ósea surge la determinación de los niveles plasmáticos de IGF-I. El propósito de este estudio es establecer si la determinación de los niveles séricos de IGF-I es un método fiable para correlacionar la cronología del crecimiento y la maduración ósea.
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